Chateau Langrois Poully Fume

Nacido en 1873 en una familia rural en la región de Saumur, Edouard Langlois era un enólogo y bodeguero en St-Hilaire-Saint-Florent. Tenía 23 años cuando se casó con 19 años de edad, Jeanne Chateau, cuya familia procedía de Vendée. En 1973, Maison Bollinger, reconoció la calidad de los vinos Langlois-Chateau y se con la mayoría de propiedad, contribuyendo de esta manera sus recursos financieros. Experimentó un rápido crecimiento, aumentando la capacidad de sus bodegas, creando viñedos de Saumur, Saumur-Champigny, y Sancerre (actualmente 71 hectáreas), y el aumento de sus inversiones comerciales.

AOC Sancerre, localizada al margen izquierdo del río Loire. Comprende unas 2.800 hectáreas, A una altitud que oscila entre los 200 y 400 metros. Las variedades más frecuenes son la Chardonnay y Pinot Noir. Los vinos blancos son robustos, con acidez marcada, vinos que mejoran con el tiempo en botella, y los tintos, elegantes, ligeros y afrutados, de silex, son vinos muy vivos y minerales.

Loire, el viñedo se entiende por los valles del Loira, Indre y Cher. Situada a lo largo del curso del río Loira, desde el Atlántico hasta el Macizo Central. Los suelos son principalmente arcillosos y silíceos. La mayor parte de sus vinos son blancos, secos, semisecos, dulces y licorosos. También producen tintos ligeros, y en menor medida rosados y espumosos. Cabernet franc, Chenin blanc, Gamay de Saint-Pourçain, Melon de Bourgogne, Sauvignon y Chasselas son las principales cepas. Ocupan el tercer lugar en cuestión de producción en Francia. Las cosechas vienen determinadas según las condiciones climáticas de ese añada, cuentan con gran diversidad de micro-climas.

Los vinos franceses corresponden a uno de los más antiguos cultivos de la vid, su origen encuentra sus fuentes en la época del Imperio romano. Se les considera parte fundamental de Gastronomía de Francia, y algunas marcas han logrado un reconocimiento mundial. Francia es la segunda región donde más viñas hay en hectáreas, después de España. Cuenta con diferentes regiones de producción, cada una de ellas con características diferentes. La viticultura francesa, más que cualquier otra, ha permanecido fiel a este reconocimiento de los terrenos privilegiados, que se han valorizado por medio de una tecnología muy eficaz. Aunque hoy resulta evidente la competencia de otros países, la primacía de Francia en la producción de grandes vinos sigue siendo indiscutible.